viernes, 4 de noviembre de 2011

El engaño

(Sexta entrada, final)

Hoy por la noche partiremos a Veracruz. Ya tenemos todo listo, solo llevamos lo necesario. Mis padres lograron juntar un poco de dinero y compraron una camioneta. La situación aquí es tranquila comparada con la que vivíamos en el D.F. Tengo que esperar a que lleguen mi hermano y mi padre de trabajar para que nos podamos ir.

En este mes que estuvimos en Puebla aprendí a manejar. Mi vida ha cambiado mucho. No sé a quién pedirle consejos. Antes se los pedía a mi abuela, una persona muy cariñosa, sabia y sobre todo inspira confianza, la extraño mucho y quiero verla. Ya casi es hora de que lleguen mi hermano y mi padre. Los esperaré en la camioneta. Así acordamos.

Vamos saliendo de Puebla. Estamos por pasar la primera caseta de cobro. Mi madre está muy nerviosa. Yo le digo que se tranquilicé que todo estará bien. Aunque yo me encuentro igual que ella, ¿qué tal si nos equivocamos a l irnos de Puebla?

Ojalá que no y todo salga bien. Mi padre dice que nos faltan como tres horas para llegar a Veracruz. Me muero por llegar. Todo será nuevo. Mi hermano me comentó que escuchó por la radio que en Veracruz tengo la posibilidad de seguir estudiando. Esto me causa una gran alegría.

Eso quiere decir que podemos empezar de cero nuestras vidas. Por algo pasan las cosas y esta vez creo que fue para mejorar. Al fin llegamos, pero ¿qué sucede? ¿adónde ha ido la gente? Parece una película de terror. La ciudad está vacía. No siempre las cosas salen como uno las planea. Ahora vamos a buscar un lugar en donde dormir y esperar a que amanezca. Honestamente, yo no podré dormir. No se suponía que las cosas aquí estaban mejor. No logro entender lo que pasa. Nos han engañado. Por lo pronto solo me queda esperar a que amanezca…

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